España sube puestos en el Índice Mundial de Innovación 2015

Autor: Nueva Ferretería El Índice Mundial de Innovación 2015 sitúa este año a Suiza, Reino Unido, Suecia, los Países Bajos y los Estados Unidos de América como las cinco naciones punteras en este ámbito. España, por su parte, mejora su posición en el ranking con respecto al año anterior, llegando al puesto 27 del mismo […]

Autor: Nueva Ferretería

El Índice Mundial de Innovación 2015 sitúa este año a Suiza, Reino Unido, Suecia, los Países Bajos y los Estados Unidos de América como las cinco naciones punteras en este ámbito. España, por su parte, mejora su posición en el ranking con respecto al año anterior, llegando al puesto 27 del mismo a nivel global. Mientras, China, Malasia, Vietnam, India, Jordania, Kenia y Uganda figuran en un grupo de países que están dejando atrás a otros con el mismo grado de desarrollo económico.

En el Índice Mundial de Innovación 2015 se examinan “políticas eficaces de innovación para el desarrollo” y se exponen nuevos métodos que pueden aplicar los responsables de la adopción de políticas de las economías emergentes para fomentar la innovación y promover el crecimiento, valiéndose de las ventajas a nivel local y propiciando un entorno nacional saludable en materia de innovación. Con el Índice Mundial de Innovación, publicado por la Universidad Cornell, el INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), con el apoyo de A.T. Kearney, se analizan 141 economías de todo el mundo sobre la base de 79 indicadores, con los que se evalúan tanto las capacidades como los resultados cuantificables en el campo de la innovación.

España se sitúa en la posición 27 del ranking global (y en el puesto 18 con respecto a los países europeos), quedando en el puesto 24 en los factores de entrada (relacionados con la inversión) y el 29 en los de salida (relacionados con el resultado de dicha inversión). En el primer apartado, España ocupa eltercer puesto en sostenibilidad medioambiental y el noveno en infraestructuras. Sin embargo, no logra superar los puestos de cola en aspectos tan relevantes como el peso de la educación en el PIB (puesto 59), los beneficios fiscales (60), la facilidad para arrancar un negocio (62) o la estabilidad política (65). En el segundo, nos situamos en la posición 12 en investigación académica, pero caemos en otros puntos como son la creación de marcas y otros activos intangibles (38) o en la generación de patentes (47).

Iñigo Aranzábal, referente de la práctica europea de Innovación de A.T. Kearney, resume en dos las múltiples razones de tan bajo desempeño relativo de España en el ranking: “Invertimos menos que los países de referencia, particularmente desde el sector privado. Desde que comenzó la crisis, España ha experimentado una contracción de la inversión del sector privado en Investigación y desarrollo (15 puntos porcentuales sobre la inversión de 2008 en términos constantes), mientras que este indicador crecía por encima de los niveles previos a la crisis en grandes economías europeas como Francia y Alemania, y se mantenía en Italia y el Reino Unido. El estudio indica que la inversión en educación y la creación de un entorno estable favorable a la inversión siguen siendo las asignaturas pendientes a resolver”.

“Además, no sacamos el rendimiento esperable de nuestra inversión. La eficiencia de la innovación, medida como el cociente entre resultados e inversión, se sitúa ligeramente por encima de la media de los países analizados y muy por debajo de países de referencia. España se sitúa en la posición 67 del ranking para este indicador en particular. La única forma de mejorar los resultados futuros es invertir desde ya en desarrollar una cultura que valore y fomente el emprendimiento.”

Políticas de innovación

Las políticas de innovación desempeñan una función esencial para las economías en desarrollo y las economías emergentes, en las que el fomento de la innovación es un aspecto central de los planes y estrategias de desarrollo y una clave para hacer frente a problemas sociales apremiantes, como la contaminación, los problemas de salud, la pobreza y el desempleo. Del Índice Mundial de la Innovación 2015 se desprende que una de las herramientas del éxito a este respecto reside en contar con un plan de políticas de innovación bien coordinadas, que tenga objetivos claros y esté alineado con la debida estructura institucional.

Si se analiza el Índice, se observa que con frecuencia, el desarrollo empresarial, a saber, establecer vínculos con las ciencias y sus instituciones, las filiales extranjeras y la contratación de científicos,constituye el mayor reto con que se enfrentan los países en desarrollo. Aún cuando a menudo se dediquen recursos considerables para atraer multinacionales e inversiones extranjeras, los encargados de la adopción de políticas de los países en desarrollo deberían reflexionar sobre la forma de captar y maximizar los efectos indirectos positivos en la economía local.

En un gran número de países en desarrollo todavía no se ha probado bastante la opción de orientar la innovación y la investigación para dar con soluciones adaptadas al contexto de que se trate, lo que, aunque no contribuya a generar tecnologías de vanguardia ni a formar parte de las cadenas mundiales de valor, aportará soluciones a los problemas locales.  Es prioritario encontrar medios innovadores para solucionar los problemas de los países en desarrollo en ámbitos como la energía, el transporte y el saneamiento, y sacar mayor provecho de la artesanía y los sectores creativos locales son asuntos prioritarios.

Ferretería

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